domingo, 1 de julio de 2012

Su rincón

Juntos de nuevo en la intimidad de aquél pequeño piso medio escondido bajo el lugar donde vivía su familia. Fuera de él tan solo eran dos amigos, el amigo extranjero que venía de visita. Dentro, eran dos amantes que se entregaban al amor furtivamente, protegidos por aquellas paredes que guardaban sus secretos, sus caricias, sus miradas de sentimiento y sus palabras de amor. Aquellas paredes eran como un muro infranqueable que les resguardaba de los prejuicios externos, y les mantenía lejos de aquellos preceptos religiosos que pretendían separarles. Allí, dentro de su pequeña fortaleza, tan solo estaba ellos dos, y todo aquello que fuera pretendía distanciarles no era capaz de penetrar aquél fuerte atemporal que habían creado juntos.
Y a pesar de que sabían que tarde o temprano tendría que afrontar aquello que les esperaba fuera cada día. De momento, sabían que tenían su pequeño lugar en un mundo en el que lo que ellos sentían no podía existir. Y así, mientras alargaban el momento de enfrentarse al mundo, se resguardaban en aquél pequeño piso donde lo único que importaba eran ellos.