martes, 1 de enero de 2013

Año Nuevo


Y en los últimos cinco minutos antes de escuchar el repicar de las campanas no podemos evitar volver la cabeza echando una rápida y furtiva mirada a todo aquello que creemos dejar atrás. Una mirada a todos aquellos momentos duros que superamos y con los que nos hicimos más fuertes, a los buenos momentos, a aquellos que nos han acompañado, a los que se van, a los que se quedan, a los que se han ido pero que permanecerán en nuestro corazón de forma perenne como la hoja del ciprés, y sobretodo, a nuestros pequeños tesoros. Aquellos momentos que son solo nuestros, nuestros y de alguien más, pero nosotros nos los hemos apropiado y los mantenemos en nuestro interior, como si se tratara del secreto mejor guardado, escondiendo el mapa de la isla perdida en una botella que hemos tirado al mar para que no sea encontrada. Así, mientras intentamos no atragantarnos con las uvas se va preparando la mezcla de emociones que estalla tras el sonido que producen las copas al brindar por el año que llega. Entonces se entremezclan en el aire la melancolía y la esperanza, jugando un pulso invisible para ver quién ganará esta vez, si la melancolía por el tiempo que pasa, por aquello que dejamos atrás o la esperanza de que con el nuevo año las cosas saldrán mejor. Finalmente, ambas emociones quedan igualadas, pues la vida no es más que dejar atrás para seguir hacia adelante. Pero a veces, olvidamos que todo aquello que creemos abandonar sigue con nosotros porque la vida no es más que un cúmulo de experiencias, confluencias y situaciones y todas ellas, todo nuestro pasado, es lo que nos hace ser quien somos hoy, alguien que a pesar de todo mantiene la esperanza en el futuro.

domingo, 1 de julio de 2012

Su rincón

Juntos de nuevo en la intimidad de aquél pequeño piso medio escondido bajo el lugar donde vivía su familia. Fuera de él tan solo eran dos amigos, el amigo extranjero que venía de visita. Dentro, eran dos amantes que se entregaban al amor furtivamente, protegidos por aquellas paredes que guardaban sus secretos, sus caricias, sus miradas de sentimiento y sus palabras de amor. Aquellas paredes eran como un muro infranqueable que les resguardaba de los prejuicios externos, y les mantenía lejos de aquellos preceptos religiosos que pretendían separarles. Allí, dentro de su pequeña fortaleza, tan solo estaba ellos dos, y todo aquello que fuera pretendía distanciarles no era capaz de penetrar aquél fuerte atemporal que habían creado juntos.
Y a pesar de que sabían que tarde o temprano tendría que afrontar aquello que les esperaba fuera cada día. De momento, sabían que tenían su pequeño lugar en un mundo en el que lo que ellos sentían no podía existir. Y así, mientras alargaban el momento de enfrentarse al mundo, se resguardaban en aquél pequeño piso donde lo único que importaba eran ellos.

martes, 5 de julio de 2011

Cerró los ojos y escuchó pájaros enjaluados cantar.
La ceniza danzaba con el viento.
El hollín le acariciaba el rostro.
Una niebla espesa le atrapaba como una mancha de petróleo atraparía a una gaviota.
Y en la negrura de éste océano, se escuchaba a una sirena cantar.
Cantos de amor ensuciado por el hollín que traía la brisa.
Tristes canciones envueltas por la niebla. Hundiéndose en la negrura. Perdiéndose en el mar.

martes, 1 de junio de 2010

Momentos

Llegaba tarde.
Cerró los libros a toda prisa y salió corriendo de la bilbioteca.
Mientras salía, un recorte de papel que había quedado escondido entre los libros cayó al suelo. Y él jamás sabria que ella un día se atrevió.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Delitos de amor

Mientras exhalaba el humo de su cigarrillo observaba su café todavía intacto.
Tras varias horas de esperar a nadie, se levató y abandonó la vieja cafetería, solitaria, vencida por el paso del tiempo. Se dió la vuelta y pudo ver el cansáncio, la tristeza y la desesperación dibujados en su cara; pero aún así tenía la certeza de que mientras vivieran aquéllos clientes de toda la vida ella seguiría existiendo.
Se dirigió hacia ningún sitio por aquella pequeña calle, llena de recuerdos en venta. Fue a dar a una plaza antigua, circular, con una fuente redonda en el centro. Cerró los ojos, se sacó un duro, le dio la espalda a la fuente y abandonó a aquella pequeña moneda llena de deseos y esperanzas a su suerte. El duro se hundió en el agua hasta tocar el fondo, y con él se hundieron sus sueños.
En un rincón de la plaza había un viejo ciprés que parecía haberse escapado de un cementario, y justo al lado un banco que soportaba impasible los arrmuacos de una joven pareja deseosa de amor.
Siguió andando por los callejones, y tras varias horas, que quizás fueron minutos, de pasear por los callejones laberínticos de aquella ciudad, se detuvo sin darse cuenta y sin saber como delante de una antigua libreria. Al lado de uno de los aparadores, escondido entre los libros se dejaba ver un tímido cartel del tamaño de una tarjeta de visitas.

Entró a la tienda y preguntó al librero por aquél libro. Un hombre misterioso se lo entregó, y con ademán nervioso, como si tuviera ganas de que aquél libro abandonara su pequeña librería, se lo regaló.
La novela abandonó aquella pequeña tierra santa y por fin se sintió liberada. Él no pudo resistir la tentación de leerla así que se dirigió a su casa a toda velocidad.

Dicen que estuvo siete días y siete noches sin dormir, otros dicen que estuvo un mes desaparecido y los más fantasiosos dicen que estuvo cincuenta años vagando por un mundo imaginario y que cuando regresó el tiempo no había causado estrago alguno en su piel. Pero en lo que si todos coinciden es, en que cuanto terminó el libro, nunca más volvió a ser el de antes...

sábado, 1 de mayo de 2010

Mariposas

Inesperadamente las mariposas volvieron a revolotear en su estómago.
Volviendo de viaje solo soñana con llegar a casa, desnudarse y meterse sigilosamente en la cama. Y que él se diera la vuelta, le abrazara y le susurrara al oído "Te he echado de menos".

domingo, 25 de abril de 2010

Brainstorm

Música sensiblona. Se atenúa la imagen. Créditos finales.
Apago el portátil. Cojo el libro. Me tumbo en la cama y me pongo a leer. "La mecánica del corazón". ¿Alguien la entiende?
Paro de leer. Es tarde. ¿Qué harás mañana? ¿Mañana? Mañana será otr día que dejaré pasar. No. Estoy harto de que el tiempo me robe la vida. Que mayor me he hecho y que perdido sigo. Todavía me queda mucha vida por delante, quizás demasiada. ¿Qué me deparará el futuro? A veces pienso que nací para hacer cosas grandes, pero todavía no se cuales. Una brújula desimantada incapaz de señalar el norte. Un niño perdido en un mundo de adultos que todavía no comprende.
Fuera hace frio. Un vagabundo enciende una hoguera. Una gramola escupe por la ventana una canción.

"Et nous aurons l'eternité
dans le bleu de tout l'inmensité."

Dos jóvenes despidiendose en un portal como si mañana no fueran a despertar. Luchando por mantener su sueño vivo.

"Dans le ciel plus de problèmes
Mon amour crois-tu qu'on s'aime."

En la Calle Desengaño una prostituta regala amor con la esperanza de que algún día alguien le devuelva el que ella perdió.

"Dieu reunit ceux qui s'aiment."

La gramola calla. Un gato observa la luna desde el tejado. La noche parece silenciosa, pero si la escuchas atentamente la oirás susurrar. Llena de historias, de sueños por cumplir que despertarán al alba.
Miro el reloj. Es tarde. Y en mi mesita una pequeña bolsa llena de recuerdos. Mañana será un día más. Y así día trás día. Hace unas noches me vino a visitar la muerte y me dijo que viviera."¿Cómo?" le pregunté. Pero ella no me respondió. Solo sonrió y se fue por mi ventana. Es tarde. Debo descansar que mañana, toca vivir.