lunes, 7 de abril de 2008

Your call



Abrí los ojos y desperté de un sueño... Si, tan solo un sueño... Y a pesar de saber que nada era real yo seguía esperando tu llamada, aquella que se perdió en el olvido y no pude recuperar.
Y entonces el miedo recorrió mi cuerpo y cerré los ojos de nuevo, apreté mis párpados con fuerza para mantenerte a mi lado, para seguir soñando contigo... Deseé dormir eternamente para vivir en un sueño, en aquél en el que tu mirada era un mundo, tu sonrisa un rayo de sol en medio de un día nublado, tus caricias eran la suave brisa del mar, tus labios el regalo más preciado y tus abrazos me mantenían en pie...
Pero no podía soñar toda mi vida, y el día que tuve que abrir los ojos llegó... El mundo de tus ojos se perdió, los días se nublaron, la brisa del mar nunca me volvió a acariciar y yo caí. Salté por aquél acantilado en el que tu un día me dijiste que me querías.
Ahora en la soledad de la noche, te extraño, y en mi cama vacía el frío me invade... Y vuelvo a cerrar los ojos... Pero esta vez no te encuentro, solo encuentro la esperanza de que el teléfono me despierte y digas que has vuelto.
Despierto de nuevo, y el mundo sigue quieto en silencio. Y en un callejón, en la oscuridad de la noche se escucha el ruido de un teléfono impactar contra el frío suelo de la calle.

No hay comentarios: